HISTORIA

Pbro. Walter Howell
Los Hogares Magdala, se crean el 25 de marzo del año 1984, nace producto de la necesidad de contar con  lugares para la atención de personas con discapacidad, y en estado de abandono.

Esta Institución nace a partir de la creación de una Fundación de Religiosos: Hijos de Nuestra Señora de los Desamparados, la cual, con el aval del Párroco de Escazú, en esa época, Pbro. Walter Howell Castro, empieza a trabajar en casas de habitación, en esa época se recibe mucha ayuda de una gran dama la señora Marta Uribe y Pagés, que durante muchos años fue el apoyo de la Asociación e inclusive trabajó directamente con la población.


El 2 de agosto del mismo año, se crea el marco legal de los Hogares, la Asociación Hijos de Nuestra Señora de los Desamparados, la cual es formada por miembros de la comunidad religiosa, el Cura Párroco y miembros de la comunidad escazuceña. En su acta constitutiva se establece la creación de los Hogares Magdala para la atención, en ese momento, de niños, jóvenes, adultos  y personas adultas mayores con discapacidad.

La fundación de religiosos crece y abre un ala femenina que se encarga de la atención de niños y niñas con discapacidad y adultas mayores.

Por el nombre del Hogar los religiosos y religiosas empiezan a ser conocidos como Hermanos y Hermanas de Magdala.

Posteriormente en los años noventa, las Hermanas se independizan de la comunidad de religiosos y con ello de la Asociación, creando su propia asociación: Asociación Hogares Sagrada Familia.

La Asociación sigue trabajando con jóvenes y personas adultas mayores con discapacidad, pero a mediados de la década de los noventa,por una serie de situaciones, la Asociación toma la decisión de que  sean personas seglares quienes atiendan a la población con discapacidad, se cierra el Hogar de jóvenes y dedica su labor al trabajo exclusivo con personas adultas mayores, quedando en ese momento como una Institución totalmente laica.

Durante ese proceso la Institución tuvo serios problemas económicos, que casi provocan su cierre, pero un grupo de idealistas decidió mantener la obra y luego con ayuda del grupo de damas de la Olla de la Misericordia de San Rafael de Escazú, lograron ir dándole cierta estabilidad a la Institución.

Actualmente y a pesar de que es difícil conseguir financiamiento para la labor de la Institución, el Hogar Magdala sigue en pie brindando a las personas adultas una atención de calidad en un espacio digno.